
Es el fantasma en pena de alguien que en vida del que
jamás se tuvo claro su rostro.. Alto, todo vestido de negro, entra en
los pueblos, envuelto en el silencio se retira con el rostro encendido
por el ala siniestra de la bruma.
Vagabundo de los esteros bajo la luz de la luna, el Sombrerón alguna vez estuvo enamorado. y quiso viajar a países de viento y estrella dorada, pero cómplice de la amapola y los pantanos, se detuvo siempre en los umbrales, indeciso como el murciélago ante la luz.
Ahora, cubierto por el sombrero y la ruana, todo se le oculta y perros feroces lo siguen con grandes cadenas en la calígine de los abismos.
Caballero de los chamones y los horizontes lívidos, el sombrerón se aleja entre los charcos. Sabe que jamás poseerá el secreto de las crisálidas. Desprovisto de deseos y con la mirada extraviada, se adentra en el paisaje del crepúsculo.
Vagabundo de los esteros bajo la luz de la luna, el Sombrerón alguna vez estuvo enamorado. y quiso viajar a países de viento y estrella dorada, pero cómplice de la amapola y los pantanos, se detuvo siempre en los umbrales, indeciso como el murciélago ante la luz.
Ahora, cubierto por el sombrero y la ruana, todo se le oculta y perros feroces lo siguen con grandes cadenas en la calígine de los abismos.
Caballero de los chamones y los horizontes lívidos, el sombrerón se aleja entre los charcos. Sabe que jamás poseerá el secreto de las crisálidas. Desprovisto de deseos y con la mirada extraviada, se adentra en el paisaje del crepúsculo.
Esta es una leyenda colombiana y de Centroamérica Cuenta la historia que hubo un personaje que vivió en diferentes pueblos hace mucho tiempo. Era un hombre viejo que vestía de negro y se ponía un gran sombrero del mismo color; montaba un audaz caballo también negro que se confundía con la noche, no hablaba con nadie y a nadie le hacía daño; aparecía y desaparecía como por encanto.
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