martes, 26 de abril de 2016

Mito El lago de Guaycabá



Jurewati, hija de Guaycabá, solía salir a recoger maní y uvas silvestres con otra amiga. Una tarde en la cual Jurewati y su amiga recogían uvas, paso un guerrero de otra tribu vecina llamado Juereño, quien fijó su mirada en la princesa y la saludó inclinando su cabeza y agachando la cerbatana. Jurewati contestó con una sonrisa al saludo del aborigen vecino. A partir de ese día, todos los días se veían en el mismo sitio, e intercambiaban saludo y sonrisa.

Luego de varios días, Juereño se presentó a pedir la mano de la princesa. 

El cacique Guaycabá se enfureció y ordenó amarrar al joven en un hormiguero, en donde murió a causa del dolor y la picazón. La princesa Jurewati murió de pena moral al lado del cuerpo de su amado. Al recibir la noticia, Guaycabá se arrepintió e hizo las paces con las tribus vecinas y enterraron los dos cadáveres de los amados en un mismo sitio.

Cuentan que Guaycabá se sentó al lado de la tumba y lloró tanto, que se formó con sus lágrimas la laguna que hoy lleva su nombre. Dicen que en las noches de luna llena, ven a Guaycabá llorar al lado de la laguna y que para esa época, el agua de la laguna sabe a lágrimas.

3 comentarios:

  1. Este mito expresa una historia de amor muy bonita entre jóvenes, y que no es aprobada por uno de sus padres... y las consecuencias fatales a las que lleva ir en contra del amor... ¿ A que sabrán las lagrimas?

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